Esta semana, aproximadamente 180.000 profesionales se reunieron en Abu Dhabi para ADIPEC, el evento anual más grande de la industria del petróleo y el gas. El tema de este año destacó la intersección de la inteligencia artificial (IA) y la energía, atrayendo a líderes de la tecnología, la energía y las finanzas para discutir el potencial transformador de la IA en el sector. Sultan Al Jaber, director ejecutivo de ADNOC, organizó una reunión privada con importantes ejecutivos de tecnología y energía, subrayando la colaboración entre estas industrias.
Una encuesta publicada durante el evento, en la que participaron más de 400 expertos, sugiere que la IA podría mejorar la eficiencia energética y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, alineándose con los objetivos globales de sostenibilidad. Sin embargo, más allá de los beneficios ambientales a largo plazo, muchos líderes energéticos prevén una oportunidad inmediata: un aumento en la demanda de gas natural debido a la expansión de los centros de datos impulsada por la inteligencia artificial.
A medida que los gigantes tecnológicos se apresuran a construir centros de datos capaces de manejar cargas de trabajo avanzadas de IA, el gas natural se ha vuelto esencial para satisfacer sus vastas necesidades energéticas. Líderes de la industria como Murray Auchincloss, director ejecutivo de BP, y Mike Wirth, director ejecutivo de Chevron, han reconocido que el rápido crecimiento de los centros de datos a hiperescala está impulsando directamente la demanda de gas natural. Goldman Sachs predice que el mercado estadounidense de centros de datos requerirá 47 gigavatios (GW) adicionales de capacidad eléctrica para 2030, y que el 60% de esta demanda probablemente se cubrirá con gas natural y el 40% con fuentes de energía renovables.
Sin embargo, esta dependencia del gas natural presenta un desafío para las empresas de tecnología comprometidas con lograr emisiones netas cero. Algunas empresas de tecnología han advertido que trasladarán sus proyectos de centros de datos a regiones que ofrezcan alternativas energéticas más limpias. Este dilema ha empujado a las principales empresas de tecnología a invertir fuertemente en proyectos de energía renovable, y empresas como Microsoft han firmado asociaciones multimillonarias para desarrollar fuentes de energía renovables para sus operaciones.
El impacto ambiental del uso del gas natural también está bajo escrutinio. Aunque el gas natural emite significativamente menos gases de efecto invernadero que el carbón, este beneficio se ve compensado por las emisiones de metano de los procesos de producción y transporte. El metano, un potente gas de efecto invernadero, se libera mediante ventilación y quema durante la extracción, lo que agrava su impacto ambiental. El Banco Mundial informa que la quema de metano aumentó un 7% en la industria mundial del petróleo y el gas de 2022 a 2023, mientras que otros estudios estiman que las emisiones de metano en Estados Unidos son sustancialmente más altas que los cálculos del gobierno.
En respuesta, algunas empresas de petróleo y gas se han comprometido a reducir las emisiones de metano, pero el progreso ha sido gradual. Las empresas tecnológicas se enfrentan a una elección difícil: satisfacer las demandas inmediatas de los centros de datos confiando en el gas natural o invertir en soluciones de energía limpia para cumplir sus promesas de sostenibilidad. Los principales actores tecnológicos, como Microsoft, ya están desarrollando fuentes de energía renovables para satisfacer las necesidades de sus centros de datos, lo que indica un movimiento hacia un crecimiento sostenible incluso en medio del rápido aumento de la IA.
Por ahora, el sector energético sigue siendo un importante beneficiario del auge de la IA, y la creciente demanda de gas natural impulsa las oportunidades. Esta asociación entre la IA y la energía seguirá dando forma a la industria, acelerando potencialmente la transición hacia un futuro más limpio y eficiente.